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Cada Ave María golpea duro en la cabeza del demonio y lo atormenta


El ejemplo más directo que tenemos sobre su poder, son las declaraciones del demonio bajo presión en los exorcismos.

En el exorcismo de Anneliese Michel se le obligó al demonio a contestar a qué le tenía más miedo.

Y éste contestó diciendo que a lo que le tiene más miedo es al Rosario, porque “es una poderosa arma contra satanás y todos los demonios”.


En otros exorcismos, los demonios han dicho que el Rosario los quema, los aplasta.

Y es común que los exorcistas saquen gritos de dolor y terror de los posesos cuando le ponen el Rosario al poseso sobre su cuerpo.

“¡Llévatelo, sácalo! No ves que me está aplastando. Mis intestinos están saliendo.”

Un colega del Padre Gabriele Amorth sintió que el maligno le dijo:

“Cada Ave María es como un golpe en mi cabeza. Si los cristianos supieran lo poderoso que es el Rosario, sería mi fin”.

Esto está relacionado con él miedo que le tienen los demonios a la Santísima Virgen.

En los exorcismos los demonios han dicho que el poder de la Santísima Virgen es su humildad, su pureza, su obediencia a Dios; que es todo lo contrario a lo que son los demonios.

En una ocasión un demonio llegó a decirle al padre Amorth:

“Tengo más miedo cuando dices el nombre de la Virgen, porque me siento más humillado por haber sido golpeado por una criatura simple, que por Él…”

Y además admitió que Ella siempre lo derrota porque no tiene ninguna mancha de pecado.

El padre Pellegrino Ernetti ha escrito un libro llamado La Catequesis de Satanás, dónde pública cosas que ha dicho el demonio en exorcismos.

Entre ellas ha dicho que el Rosario es “como un martillo que me parte la cabeza”.

Es la invención de los cristianos falsos que no me obedecen porque siguen a esa “zorra”.

La zorra para el demonio en la Santísima Virgen.

“El lugar de escucharme a mí que reino en todo el mundo estos falsos cristianos van a rezar a esa mujerzuela, mi primer enemigo.

¡Oh qué mal que hacen! mientras lloraba.”

El padre Amorth también cuenta un caso que él escuchó cuando estaba en entrenamiento con el padre Cándido, famoso exorcista de Roma

“Estábamos orando, el Rosario cuando tomada por satanás, Giovanna rompe el Rosario en pedazos, siseando:

Tú y tu devoción, como de ancianas.

Cándido pone un gran Rosario alrededor de su cuello, pero Giovanna no puede soportarlo y tuerce su cuello y su cabeza en todas direcciones, jadeando furiosamente:

¿Cómo… tienes miedo de la devoción de las ancianas? le desafió el P. Candido.

Satanás responde: gritando, Él me gana.

El Padre le insta: Te atreviste a ofender el Rosario de María, ahora tienes que alabarla.

En el nombre de Dios, responde: ¿Es poderoso el Rosario?

Es poderoso en la medida en que funciona bien.

¿Cómo lo recitas bien?

Debemos saber cómo contemplar.

¿Qué cosa es contemplar?

Contemplar es adorar.

¡Pero María no puede ser adorada!

Es verdad, sí, pero es adorable (?!).

Y tomando con gracia entre sus dedos una cuenta del Rosario dice:

Cada grano es una luz, debe decirse tan bien que ni una gota de esta luz se pierda.

¡Un extraño predicador que, contra la voluntad y contra sí mismo, ha tenido que admitir el poder del Rosario!”

En otro exorcismo sucedió este diálogo también

“Exorcista: en nombre de Santa Gemma Galgani, de Santa Teresa del Niño Jesús, de Santa María Goretti, ¿qué debemos hacer para ganarte y salvar nuestras almas?”

Lucifer: ¡Noooooo! ¡No quiero hablar!

Eso ahí arriba me obliga a responderte.

La oración del Rosario, esa maldita corona que tantas almas nos arranca, es muy poderosa contra nosotros, es un martillo que nos aplasta”.

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